La definición más aceptada de personalidad es la de Eysenck: “parcela del funcionamiento personal que es resistente al cambio, consolidada, y posee generalidad y coherencia de respuestas”.
Respecto a la personalidad, Eysenck establece tres dimensiones:
A. Neuroticismo: inestabilidad emocional.
B. Introversión: aislamiento, aparejado a fuerte carga de excitación cortical.
C. Psicoticismo: Tendencias antisociales de la personalidad.
Actualmente el modelo que se está convirtiendo en punto de referencia es el modelo de los cinco grandes de Costa, que incluye cinco factores:
A. Neuroticismo
B. Extraversión
C. Cordialidad
D. Minuciosidad, escrupulosidad
E. Apertura a experiencias.
En el Análisis Factorial entre este modelo y DSM-III-R, Neuroticismo satura el trastorno de personalidad límite, el dependiente y el compulsivo.
Existen otros modelos, además de otras categorías diagnósticas, como los importantes criterios de Millon. Pero aquí nos ceñiremos al DSM-IV-TR, ya que CIE-10 no aporta definición concreta de qué es un trastorno de personalidad y los criterios de Millon, además de entrar en explicaciones biológicas (modelo teórico), sirve de base para DSM-IV-TR, que es ateórico.
El capítulo 16 del DSM-IV-TR define el trastorno de la personalidad como un patrón permanente e inflexible de experiencia interna y de comportamiento que se aparta de las expectativas de la cultura del sujeto. Tiene su inicio en la adolescencia o principio de la edad adulta. Es estable a lo largo del tiempo y comporta malestar al sujeto.
La clasificación de DSM-IV-TR (al igual que CIE-10) es categorial (ateórica). Entiende los trastornos de la personalidad como entidades patológicas individuales y delimitadas entre sí.
Los rasgos de personalidad son definidos por DSM-IV-TR como patrones persistentes de formas de percibir, relacionarse y pensar sobre el entorno o sobre uno mismo. El trastorno de personalidad se da cuando estos rasgos (egosintónicos: la persona se siente bien como es, o considera el sufrimiento como inevitable), se hacen inflexibles y desadaptativos y causan un deterioro funcional significativo y malestar subjetivo.
La diferencia entre el paciente con trastorno de personalidad y el paciente neurótico es la siguiente:
Los síntomas del neurótico son autoplásticos (repercuten en su propio perjuicio y sufrimiento y son experimentados como egodistónicos). Los síntomas del trastorno de personalidad son aloplásticos (repercuten en los demás y son aceptados por el ego del paciente).
Un ejemplo descriptivo sería considerar la sintomatología neurótica como una “china” en el zapato del paciente (lo sufre él mismo y nadie lo nota). La sintomatología de la personalidad anómala es como el mal aliento (lo sufren los demás).
El DSM-IV-TR distingue diez tipos de trastornos de la personalidad, reunidos en tres grupos según similitudes.
Para ser diagnosticado de un trastorno se ha de cumplir un número determinado de criterios de esa categoría (ver DSM-IV-TR). Aquí no se indican.
A. Raros o excéntricos (se caracteriza por un anómalo patrón penetrante de cognición: sospechas, expresión: lenguaje extraño y relación con los otros (aislamiento)
1. (F60.0) Trastorno Paranoide de la personalidad: desconfianza excesiva o injustificada, suspicacia, hipersensibilidad y poca afectividad.
2. (F60.1) Trastorno Esquizoide de la personalidad: Dificultad para establecer relaciones sociales, ausencia de sentimientos cálidos y tiernos, indiferencia a la aprobación o crítica.
3. (F21) Trastorno Esquizotípico de la personalidad: Anormalidades de la percepción, del pensamiento, del lenguaje y de la conducta, sin ser esquizofrenia.
B. Dramáticos, emotivos o inestables (patrón de violación de las normas sociales como comportamiento criminal, emotividad excesiva y grandiosidad, exteriorización de sus rasgos.
1. (F60.2) Trastorno Antisocial de la personalidad: conducta antisocial en la que se violan los derechos de los demás.
2. (F60.3) Trastorno Límite de la personalidad: Inestabilidad emocional, de la identidad, de la autoimagen y en la conducta interpersonal.
3. (F60.4) Trastorno Histriónico de la personalidad: conducta teatral, relaciones interpersonales marcadas por la superficialidad, egocentrismo, hipocresía y superficialidad.
4. (F60.8) Trastorno Narcisista de la personalidad: Sentimiento de importancia y grandiosidad, fantasías de éxito, necesidad exhibicionista de atención y admiración.
C. Ansiosos o temerosos (caracterizado por temores anormales, relaciones sociales, separación y necesidad de control)
1. (F60.6) Trastorno Evitativo de la personalidad: Hipersensibilidad al rechazo, la humillación o a la venganza. Retraimiento social, baja autoestima.
2. (F60.7) Trastorno Dependiente de la personalidad: pasividad para que los demás asuman las responsabilidades y decisiones propias. Incapacidad para valerse solo. Falta de confianza en uno mismo.
3. (F60.5) Trastorno Obsesivo-compulsivo de la personalidad: Perfeccionista, obstinado, indeciso, dificultad para expresar emociones cálidas y tiernas.
Los criterios diagnósticos generales para un trastorno de personalidad son:
A. Un patrón permanente de experiencia interna y de comportamiento que se aparta acusadamente de las expectativas de la cultura del sujeto. El patrón se manifiesta en dos o más de las áreas siguientes:
1. Cognición (formas de percibir e interpretarse a uno mismo, a los demás y a los acontecimientos).
2. Afectividad (gama, intensidad, labilidad y adecuación de la respuesta emocional).
3. Afectividad interpersonal.
4. Control de los impulsos.
B. Este patrón persistente es inflexible y se extiende a una amplia gama de situaciones personales y sociales.
C. Este patrón persistente provoca malestar clínicamente significativo o deterioro social, laboral u otras áreas importantes.
D. El patrón es estable y de larga duración, y su inicio se remonta al menos a la adolescencia o al principio de la edad adulta.
E. El patrón persistente no es atribuible a una manifestación o a una consecuencia de otro trastorno mental.
F. El patrón persistente no es debido a los efectos fisiológicos directos de una sustancia (droga, medicamento), ni enfermedad médica.
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